lunes, 11 de agosto de 2014

Diálogos de un Conde IV

Diálogos de un Conde IV

Contemporáneos

Últimamente hablar de la edad que tienen mis amigos y amigas me pone melancólico. Hoy por la mañana le pregunté la edad a la señorita que atiende la tienda de la esquina, 17 años fue su respuesta,  cuestión que me hizo recordar el dialogo que sostiene Alicia  con el Conejo Blanco en “Alicia en el país de las maravillas”:

Alicia:-¿Cuánto dura la eternidad?
Conejo Blanco: -A veces, solo un segundo.

A propósito de esto, es curioso observar cómo unas etapas de mi vida se han ido perdiendo en el tiempo sin que me diera cuenta. De ser un adolescente rebelde y rezongón pasé a ser un joven adulto rebelde y sin dinero. ¿En qué momento sucedió esto?, no lo sé, pero lo que he observado es que con el cambió que he sufrido también se han modificado ciertas prácticas, ciertos lugares, ciertos gustos y ciertos amigos.

Y justo de esas ciertas prácticas que se han modificado quiero hablar hoy en este espacio. El fin de semana decidí salir con mis amigos a tomar unas aguas frescas. Como casi siempre y por comodidad, decidimos ir a un zona céntrica, y qué mejor zona que el lugar donde se reúnen los jóvenes “intelectuales”, la clase media “pensante”, los filósofos de la ciudad (no diré el lugar exactamente ya que no quiero hacer publicidad de a gratis).

Total que al llegar a aquel lugar nos encontramos con precios caros y lugares llenos. Después de deambular un rato, decidí sugerir un pequeño bar que se encuentra a unas calles de ahí. Este espacio recreativo al cual fuimos a parar tiene como publico cautivo a personas que podríamos catalogar como poco jóvenes, bueno,  por lo menos en apariencia ya no lo son tanto; sin embargo, en actitud son otra cosa, lo que me recuerda una frase de Armando Palomas “… El corazón no se arruga, el culo es el que envejece”.

Pues bien, en este lugar en el cual éramos extraños, el tiempo parecía pasar de una manera distinta, el resonar de la rocola se intercalaba con la orquesta bien afinada del lugar.  Los hombres y mujeres bailaban al son que les tocaran, las bebidas se evaporaban rápido y la noche nos empezaba a poseer.
En aquel lugar, se hacen buenos amigos, se ríe y se baila, se encuentra uno con personajes simpáticos, curiosos, extravagantes, como nuestro nuevo amigo el “Asambleísta”. Las mujeres de cabellos blancos te invitan a bailar y  nosotros de por sí torpes, apenas les podemos seguir el paso ¿quién será el viejo y quién el joven?

Los amigos que ahí encontramos seguro entienden la vida de manera distinta a nosotros. No parecen estar discutiendo los temas de importancia nacional, no intentan resolver preguntas existencialistas, ni discutir el concepto de belleza en Botero. Al parecer, lo que en ese lugar sucede es una cosa muy sencilla, en ese lugar las personas disfrutan de la compañía de sus amigos, beben y bailan,  en ese lugar lo que sucede es la vida misma.

Nos contagiamos de la buena vibra de aquel lugar, salimos contentos y con una promesa, la promesa de regresar algún día. Los tiempos parecen haber cambiado un poco y eso nos ha permitido conocer nuevas personas, nuevas experiencias, nuevas maneras de concebir el mundo. Espero seguir cambiando constantemente, espero disfrutar de estos nuevos lugares y hacer  muchas más amistades, espero seguir recorriendo nuevos horizontes en la compañía de mis buenos amigos.  

¡Salud!

Nos leemos la siguiente semana.

Pd. Mención específica merece la chica de la mesa de enfrente... a la cual no pudimos sacar a bailar.


Alejandro Hernández 

jueves, 7 de agosto de 2014

Viejo y Acabado

VIEJO Y ACABADO

Sí, una vez más hablaré de futbol, me vale lo que los demás Borbotones opinen o lo que ustedes mismos piensen, mis queridos borbocuates (si hay sopicuates, ¿por qué no borbocuates?). Pero bueno, mi reflexión del día de hoy va encaminada a todos esos jugadores que nosotros creemos viejos y acabados, pero nos sorprenden jugando minutos en un mundial (Faryd Mondragón, 43 años), regresando a la primera división en México (Cuauhtémoc Blanco, 41 años) o fichando por un equipo de la Serie A (Rafa Márquez, 35 años).

Todos esos jugadores que generan (como muchas cosas en esta vida) opiniones encontradas. Por un lado, los aficionados que consideran que le están robando un lugar a un chavo o bien los que piensan que en verdad aman lo que hacen, creo que esas dos posturas son igual de válidas. A continuación, intentaré posicionar a dos jugadores en esos dos rubros.

Leandro Augusto (Pumas, 36 Años)

Aún recuerdo ese Clausura 2004 donde Pumas se coronó campeón en CU ante las Chivas. Esos Pumas estaban comandados por Ailton Da Silva, Bruno Marioni, Francisco (El petardo) Fonseca y Leandro Augusto. Éste último era el comandante en media cancha, quien recuperaba balones para después iniciar el ataque de los Pumas; un jugador consolidado después de jugar con el León en Primera División. Después del Bicampeonato en 2004, permanece en Pumas hasta el 2011 con los altibajos propios de su edad, pasa a los Xolos de Tijuana en 2011 con muy pocas apariciones, en 2013 juega apenas una temporada en Puebla y actualmente le roba un lugar de suplente a un chavo con los Pumas.

Fue un jugador que cumplía en su posición, aunque no hacía cosas extraordinarias, pero actualmente está de más decir que le está robando un lugar a un chavo en esa posición en los pumas, ¿en qué me baso? Simple, el último juego de Pumas vs Toluca, entró como titular debido a la expulsión de Cabrera el partido anterior y sólo porque Romagnoli se parte el alma en la media cancha Pumas sólo perdió por un gol.

Francesco Totti (Roma, 36 Años)

Debuta en la Serie A el 28 de marzo de 1993 con la Roma y desde ahí no se le ha visto relacionado con ningún otro equipo. De hecho, su carrera con este equipo la inicio en las fuerzas inferiores en 1989. Un jugador al que no le pesa la edad para hacer cualquier tipo de golazos y tampoco para ser el gran Capitano de la Roma, un jugador de mucha garra y que en verdad se ve que ama lo que hace.

“Totti es uno de los pocos grandes jugadores que se han opuesto a la comercialización inmoderada del futbol. Su decisión de declararse intransferible y de jugar sólo para la escuadra de su ciudad natal, Roma, es una excepcional muestra de lealtad en un ámbito de mercenarios globalizados”
Villoro, Juan

Esperemos seguir viendo a semejante crack derrochando talento por un par de años más, aunque ahora que ya llegó Rafa Márquez por aquellas tierras la tendrá más difícil.

*LOS AMANTES AL DINERO*

Para las dos posturas que mencioné líneas arriba, existe una tercera que a mí parecer engloba a las dos: “El amor al dinero”, una tercera opinión donde creo que se encuentran todos los viejos, desde Totti hasta Leandro, pasando por Blanco y Márquez.

Y es que para seguir jugando a la edad de 41 años como lo hace el “Cuau”, además de que es uno de los jugadores mexicanos que en verdad aman el futbol, debe de existir una oferta económica que atienda a sus necesidades en ese momento[1]. De igual forma para seguir jugando a una edad madura, todos esos jugadores están conscientes  (y si no deberían de estarlo) que le están quitando la oportunidad a un chavo que venga empujando en las divisiones inferiores de algún club, pero al fin y al cabo todos esos Viejos y Acabados lo hacen por dos amores: El futbol y el dinero.




[1] Hay que aclarar que en el caso del “Cuau” hay dos cosas que le encantan: Las damiselas bien proporcionadas y el dinero (hace de muchas cosas a cambio de dinero: Novelas, soportar a la granja de Televisa Deportes, escribe en el Universal, es restaurantero…)

lunes, 4 de agosto de 2014

Diálogos de un Conde III

Hoy antes de iniciar con el análisis de esta semana quiero hacer un profundo reconocimiento al Consejo Editorial del Blog Borbotón, que tuvo a bien reunirse el pasado fin de semana para meditar y celebrar las más de mil visitas que ustedes nos han regalado, ¡gracias! Quiero recalcar que en esa reunión se discutieron temas relevantes para esta editorial,  tales como la libertad de pensamiento y los buenos comentarios que hemos recibido por parte de ustedes, lo cual nos dejó muy contentos e inspirados para seguir trabajando día con día para llevarles más y mejores reflexiones.  

En esa misma reunión se festejó el cumpleaños de nuestro Editor en Jefe el C. Christian López, mejor conocido como “Cehache” y por ello quiero hacer aquí una mención específica para mi amigo por sus ya 24 años, que espero sean mucho más. #ElBlogBorbotónSigue 

#LaMuerteChiquita

Después de una semana de descanso, era necesario regresar con un tema interesante, por eso hoy les voy a hablar de un tema tabú para la mayor parte de la sociedad mexicana: “la muerte chiquita”.  La “muerte chiquita” o en una expresión más técnica, el orgasmo, viene siempre acompañado de muchos mitos y preocupaciones. La continua censura al placer que nuestra sociedad hace por todos lados evita que se hable de manera natural de uno de los temas más importantes de nuestra naturaleza como humanos, la sexualidad.

Uno de los grandes problemas que  viven hoy en día los seres humanos[1] es la insatisfacción sexual que padecen con su pareja o sus parejas (dependiendo del estilo de vida de cada quien). Un estudio realizado por la Universidad de Colima con parejas heterosexuales casadas[2],  muestra que del total de personas entrevistadas “un 49 por ciento dicen estar satisfechos con sus relaciones sexuales de pareja  (46%  mujeres y 52% de los hombres)”, lo cual nos deja un restante 51 por ciento que se encuentran poco satisfechas o muy insatisfechas con sus relaciones sexuales de pareja.  

Pequeño problema el antes expuesto, pues la mitad de nuestra población sexualmente activa tiene bastantes problemas con su vida sexual. Lo cual muchas veces se refleja en la  vida laboral, social y familiar de los individuos.

Si tomamos como válida la idea Freudiana sobre la importancia de la  sexualidad en la vida de los seres humanos para tomar decisiones, podemos observar la importancia que tiene en el mundo una buena vida sexual. Lo cual nos lleva a entrar en el tema importante de este escrito, “la muerte chiquita”.

Si mis datos no me fallan (que casi nunca lo hacen) la muerte chiquita tiene como origen del concepto las lejanas tierras de Europa, específicamente el país galo.  Y tiene que ver con la sensación que se tiene después de un orgasmo. No importando la preferencia sexual de la persona, el orgasmo lleva  al individuo a liberar una cantidad impresionante de energía, que lo deja en un estado momentáneo de transe, donde el tiempo se detiene,  los problemas se olvidad, el universo se rinde ante nuestros pies y todo en unos segundos.

La “pequeña muerte” como también la llama paz en “La llama doble”, lleva a las personas a buscarla constantemente, casi como una adicción, no por nada la “industria romántica” vende miles de osos de peluche al año, los chocolates y las flores en febrero suben su demanda y los moteles y sex-shop son un negocio que difícilmente perderán adeptos.

Los bares y menormente las cantinas están llenos de personas de igual o distinto sexo buscando una pareja ocasional o formal que les permita acercarse a tan esplendido placer. Otros más prácticos, buscan  satisfacer la necesidad de esta muerte en las pantallas de su computadora o celular. Ambos estilos son validos en la  búsqueda del mismo objetivo.

En una ocasión, a propósito del tema, un amigo me comentaba sobre todo lo que hacemos los hombres (me refiero al cortejo) para lograr un placer que a veces solo duraba cinco segundos.  Lo cual me lleva a la idea de que la “muerte chiquita”  es también un ritual y que en ocasiones se debe pasar por este para lograrla. La “muerte chiquita” conlleva una serie de significados de todo tipo que la hace ser algo más que un simple momento de placer. Como ya lo comentaba algunas personas ven a esta muerte, como algo espiritual, como un contacto con un su ser supremo e incluso es una forma muy sana de acercarse a ellos mismos. La virtud y defecto  de esta “muerte”, como su nombre lo dice, es que es “chiquita”, lo cual implica, que uno tiene que regresar de ella aunque no quiera.

La “muerte chiquita” se puede mirar desde distintos ángulos,  desde diferentes posturas ideológicas, incluso desde posturas económicas o políticas, solo falta ponerle el tipo de lupa que se desee, pero lo realmente importante es: ¿cómo viven ustedes amigos y amigas lectores esta “pequeña muerte”? ¿Están satisfechos con sus relaciones sexuales? ¿Qué será necesario hacer para acceder a un mejor placer? Los dejo por hoy no sin antes desearles una excelente “muerte”.


…Y así tal vez en tus brazos 
Alcanzaré gracia plena 
(Café Tacuba)


Alejandro Hernández, "Conde".


[1] Lo cual no implica que antes no se viviera esa insatisfacción sexual
[2] Mayor información http://www.redalyc.org/pdf/316/31618563004.pdf

viernes, 1 de agosto de 2014

Depresión Precumpleaños.

Hay dos cosas que me causan una profunda melancolía, acedía que invade el alma: una son los relojes con segundero y la otra el programa “Cosmos” de NatGeo (sí, el mismo que conduce el protagonista del meme “Ay sí, ay sí”). El reloj con segundero es una terrible forma de tortura diseñada para demostrarnos lo efímero y relativo del tiempo y por ende de nuestra existencia. Es violento ver cómo se consume un minuto poco a poco, pero más violento saber que un pedacito de vida se consume al mismo tiempo #NoSomosNada

Por otro lado, el programa “Cosmos” nos describe, mediante una forma divertida y más o menos sencilla (y hasta chorchera), las cosas que hay en el Universo y lo poco que conocemos de él. Comparados con las galaxias, los planetas, las estrellas, la vida que hay más allá de nuestra atmósfera (sí, hay vida allá afuera), todo lo que nos falta por descubrir, nuestra presencia en la historia del Universo se reduce a un ligero pestañeo... nuevamente, #NoSomosNada

Pero lo peor de todo es cuando ambas cosas se juntan a escasos 3 días de cumplir 24 años. Soy un tipo que tiende al drama, pero tampoco soy masoquista. Apagué la tele, le quité las pilas al reloj de la pared, me fumé un “lucky” y dejé que me llevara la tristeza. Recordé mis años en la escuela, los veranos jugando futbol con mis amigos en la infancia, también a los que ya se fueron, todo como si hubiera sido ayer, y sin embargo ha pasado tanto tiempo. ¿Estoy viejo? No, soy joven, pero un joven en crisis.

No obstante, estos casi 24 años han estado llenos de cosas maravillosas. Vivo la vida como viene y trato de no cuestionarla. Disfruto lo que tengo en el momento en que lo tengo. Como diría José José: Amo y me aman. Cuando mi cigarro casi se consumía, vi la inscripción impresa en el papel arroz cerca de la colilla: “Lucky”. En ese instante me di cuenta de que, efectivamente, soy un afortunado. He bebido y vivido bien ¿Un cigarro me salvó? No, probablemente me haga mucho daño. Pero lo que sí es que me reveló un pequeño secreto.

Ya lo dijo un señor medio hippie de pelo largo hace unos dos mil años: Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Pero mientras eso pasa, hay que disfrutar y celebrar la vida.

Christian López.