10,000 años antes
de Cristo la competencia por las mejores pieles, carnes, productos (y hablo en
todos los sentidos) era encarnizada. Conforme el sedentarismo se convirtió en
una constante alrededor del globo terráqueo, allá por el 9500 A. C., los hombres
comenzaron construir pequeñas estructuras para habitar, para compartir, para
formar el corazón de la tribu: la familia.
La agricultura
significó una generosa herramienta para abrirle la puerta a la Civilización. Nuestra
historia se define pues, por una serie de circunstancias que tienen que ver con
la idea de la autoproducción del consumo y la competitividad por generar
abundancia.
Hay que tener en
cuenta el factor evolución, como bien lo dijo ese interesante autor, un tal
Desmond Morris, los seres humanos evolucionaron estructuralmente su
pensamiento, su orden como conjunto social y en factores que no tienen que ver con
la transformación o modificación genética que definen instintos básicos o
adaptación a ambientes drásticamente distintos, modificaciones que sólo se
pueden dar en millones de años.
Quizá algún día
tengamos seis dedos pero al menos ahora, la caguama la sostenemos con cinco.
Instintos básicos pues, padecemos todos a pesar de la evolución de nuestro
orden social: “hacerla de a tos” en el bar porque cierto individuo le guiñó el
ojo a tu chava, instinto básico por la reproducción, “hacerla de a tos” a algún
sujeto pero pedir que tus compinches te sostengan porque si no lo noqueas,
instinto básico de la supervivencia, o bien, la mirada retadora de un
desconocido en la playa para ver quien nada más rápido, instinto básico de la
vanidad, a la que defino como el síndrome
del bastardo competitivo.
Y se es bastardo
competitivo porque la palabra “bastardo” tiene una connotación distinta en la
era del Twitter. Ser un bastardo es el equivalente a ser un “mala leche” en el
2000, “hojaldra” en los 90’s o un nefasto en los 80’s. Y es competitivo por el
hambre de ser el número uno sin importar el rubro, no así los competidores que
sucumben al mismo anhelo pero sin el instinto de la voracidad.
El bastardo
competitivo es el que no sabe perder en el futbol, cualquier rosón para él
cuando va perdiendo es una falta que amerita penal, cualquier rosón propinado
por él cuando va ganando es un “A jugar muñecas a su casa”; o bien, simplemente
puede ser un sujeto aficionado al ejercicio por tener un alto nivel de
testosterona, debido al nivel de altura de la ciudad, y que decide hacer
algunas lagartijas después de una buena masturbada.
El bastardo
competitivo ha sido pieza de lectura e indagación tanto científica como
poética. Muchos analizaron a Alejandro Magno y su genio para la guerra, ¿quién
no ha visto alguna pintura de Luis XIV o leído El Príncipe? ¿Quién no ha leído la jocosa prosa que detalla bien al
mexicano en su ambiente natural: El Libro Vaquero? Nuestra cultura e historia
está definida y muchas veces escrita por algún bastardo competitivo.
No sé ustedes, pero
de tener razón Desmond Morris, sin importar el adelanto tecnológico o la
constante explosión de nuevas ideas para edificar una cultura cada vez más
compleja, hay cosas que no podremos modificar o transformar, son factores
milenarios que ni siquiera nuestra hipócrita mente puede acallar.
Así que, no odiemos
a los mordelones en un partido de futbol, al Cuauhtemoc Blanco y sus fintas
desafiantes, a Slim por vender acciones para entrar de lleno a la Tv restringida, a los alemanes
y sus algo torpes festejos, a AMLO por intentarlo una tercera vez, a los
poblanos que buscan ladinamente hacerse una posición en los altos círculos de
la sociedad mexicana, o al surfista que después de una buena “torcida de
pescuezo” se pone a hacer lagartijas con un clima de 40° y 80% de humedad. No,
no lo hagamos, tampoco los toleremos, pero comprendamos que son vestigios
ancestrales que ni los hombres más sabios en nuestra historia han logrado
erradicar de nuestra naturaleza.
De bastardos
competitivos todos tenemos un poco, y el que esté libre de pecado que me lo
diga, y lo persuado con unos moquetazos.
Nos leemos
queridos.
El Oso Heroles.
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